miércoles, 9 de marzo de 2011

Lo que la Cuaresma esconde

A veces basta con que se ponga mucho empeño en defender la exposición precisa y originaria de una idea para que no sólo no se consiga sino que además se prepare el terreno para que la idea opuesta gane terreno. Un buen ejemplo de esto queda reflejado en el sentido teologal de la Cuaresma. Ya puede uno desgañitarse en ofrecer una visión teológica adecuada de la Cuaresma, que al instante siguiente saltarán los resortes de ideas estereotipadas y rancias adquiridas en catequesis de ínfimo nivel.

Sin embargo, lejos de preocuparme esta cuestión, que no me quita el sueño pero sí me parece relevante, lo que sí me preocupa en mayor medida es el hecho de que defensores y detractores de la Cuaresma basen sus argumentaciones en consideraciones que no responden a la adecuada teología de este tiempo litúrgico fuerte de la Iglesia.

¿Qué tiene la Cuaresma que provoca este desasosiego en unos y otros? En realidad, lo que la Cuaresma esconde es una profunda carga teológica y simbólica que bien entendida y sobre todo bien comunicada es capaz de despojar de todo tipo de complejos a quien conecta adecuadamente de ella.

Hoy, cuando en la jornada del miércoles de Ceniza me he encontrado con personas a quienes les resbalaba acríticamente la inminencia de esta incipiente Cuaresma junto a personas que siguen ancladas en comprensiones anacrónicas de la misma, me he dado cuenta de que quizás un reto espiritual de la Iglesia respecto a la Cuaresma sigue siendo la propuesta de una conversión que, como toda conversión auténtica, se reconoce necesaria para uno mismo y se desea para el prójimo.

Puede que hoy, en el panorama socio-religioso de comienzos del siglo XXI, lo que la Cuaresma esconda sea una urgente invitación a una conversión de los complejos espirituales ofreciendo una clave simbólica de lo que realmente afecta al ser humano más allá de las ideologías: las cuestiones del amor, del perdón, de la muerte; en definitiva, las cuestiones del sentido de la vida.

2 comentarios:

  1. Pues tal vez estés en lo correcto. En todo caso, o sea tengas o no razón, en este lugar se apunta alguna idea interesante sobre este asuntillo, y si lo visitas y haces algún comentario, te lo agradecería: http://www.rscj.es/contenido/Celebraciones/Cuaresma/Cuaresma_001.htm

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  2. Estoy de acuerdo con lo que escribes acerca de encontrar un sentido de la vida...pero, ¿necesariamente a través de la Cuaresma? Está claro que para un cristiano ocurre así, o al menos sería lo lógico, pero para una persona que cree en Dios y no se considera ni cristiano, ni judío, ni musulmán...es decir, no cree en las religiones, ¿es posible?, y en el caso de serlo, ¿cómo debe esa persona encontrar el sentido de su vida si todavía no lo ha hecho y está buscándolo? Hablo por mi, no sé si Dios existe o no, me gusta pensar que si, porque de alguna manera creo que a todos tenemos la necesidad de sentirnos escuchados,comprendidos...y cuando muy pocas personas de las que están a tu alrededor lo logran, por no decir que ninguna...consuela la idea de que existe un ser, del que muchas personas han hablado, hablan y hablarán...ya sea para exaltar sus posibles virtudes o para negarle...dejando a un lado las opiniones de grandes científicos, teólogos, filósofos, políticos...a lo largo de la historia hasta nuestros días. Sé que puede parecer egoísta esta manera de ver a Dios o encontararse con Él, pero, ¿acaso hay alguien que actue de forma desenteresada? Siempre existen execpciones en nustro mundo...pero no creo que llamen nuestra atención, o al menos la mia, precisamente porque encontremos a demasiadas personas en este grupo...y, ¿a Dios deberíamos incluirle en este grupo? puede parecer una pregunta fácil de contestar...pero alomejor no para todos.

    No sé, puede que todo esto te suene ridículo...a persona incomprendida que no encuentra el sentido de su propia vida,lo que sin duda me produce cierta angustia, ya que me hago constantemente preguntas que no soy capaz de responder...

    Para terminar te pediré un poco de ayuda...¿quién tiene la respuestas a estas preguntas?: ¿Dios?, ¿Yo misma?, ¿Las encontaré como producto de la experiencia de vivir?, o ¿quizá sea una combianción de las tres posibilidades?

    Espero que comprendas lo que trato de decirte, que, sinceramente, no creo que cueste demasido verlo...aunque tampoco pretendo quitarte el sueño, como comentas en esta entrada...
    Un beso Miguel.

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