Últimamente da la sensación de que
hay ciertos intereses preocupados en involucrar al mayor número de
países y grupos en el denominado conflicto de Siria. Por un lado
está la crisis de la frontera de dicho país con Turquía y ahora
aparece un foco mucho más incendiario: el atentado contra el jefe
de inteligencia en Líbano.
Muchas son las posibles reacciones pero
una de ellas, dado que esto no es un blog de política internacional,
hace referencia al mensaje que el papa dirigió al pueblo libanés
hace tan sólo unos meses. La tesis central del mensaje era animar al
pueblo libanés, especialmente a los cristianos, a no sucumbir a la
tentación de la desesperanza y del recurso a la violencia, a la vez
que rezaba porque el conflicto no se extendiera a esa región. Mucha
gente recibió al papa y a sus palabras con gratitud y esperanza;
pero otros muchos quedaron escépticos ante lo que un líder
religioso cristiano podía aportar a la situación política del
país.
Sin más rodeos, una pregunta se cierne
ahora: ¿Fracasó o se equivocó el papa en su mensaje al pueblo
libanés? Por una parte, parece que aquella visita, lejos de mejorar
la situación podría haberla tensionado incluso. Por otra parte, el
mensaje del papa puede interpretarse como un aviso de algo que de
hecho se está produciendo ahora.
Es difícil saber si el papa acertó o
se equivocó, pero hay algo mucho más relevante y es que su mensaje
deja un inequívoco mandato para los cristianos y en general para la
gente de bien del Líbano: Mantened la serenidad, aunque viváis como
corderos en medio de lobos. Si alguien está interesado en incendiar
el conflicto no puede encontrar en los cristianos el combustible de
su maldad. Si lo que está ocurriendo es algo más fortuito, los
cristianos han de ponerse a trabajar por la auténtica reconciliación
y la paz, aún a sabiendas que su poder no es el mismo tipo de poder
que el de las grandes potencias que se ocultan tras el conflicto. Y
para saber si el papa acertó o se equivocó, quizás sería bueno
poder comprobar si él es el primero de los cristianos que ejerce de
modo práctico e inequívoco esta misión, tanto a nivel pastoral
como diplomático. Como creyente, estoy convencido de que es así y
además rezo porque así sea y por el Líbano y por Siria también.