miércoles, 14 de septiembre de 2011

Los curas y las curas

Un amable lector me hace un comentario que, pese a su concisión, me recuerda que el Evangelio se puede leer bien en clave eclesiástica o bien en clave eclesial. Dicho en castizo, se puede leer como si estuviera escrito para los curas o como si estuviera escrito para las curas, esto es, para sanar. Sobra aclarar que, sin descartar totalmente la primera opción, uno está mucho más cercano a la segunda. Eso sin olvidarnos de que Jesús, único y sumo sacerdote, no fue cura pero sí sanador.

Esta sencilla reflexión, que deriva de un principio religioso fundamental que reza que la religión es incompatible con la falta de libertad y con la ausencia de sentido, me vuelve a recordar a la pasada JMJ. Si la interpretamos como un acontecimiento de curas, no deja de tener su relevancia, pero si la contemplamos como un acontecimiento de curación su brillo es mucho más intenso. Y prueba de ello es que somos muchos los que hemos encontrado en ellas una cura de humildad. Seamos curas o no, como cristianos hemos sido invitados a renovar nuestro compromiso de vivir el Evangelio y de transmitírselo a los demás. Vamos, que en clave evangélica, los curas -siendo muy importantes- son secundarios respecto a las curas y no al revés.

1 comentario:

  1. Un texto el tuyo amigo demasiado enrevesado, creo que das demasiadas vueltas para no reconocer determinadas cosas que existen pero no existen en según que plano y pudieran existir si de hecho existieran o existiesen sin una existencia previa en la fe de cristo el sanador o el sanado según existe en la mente de los que existen o los que no existen en la mente de cristo el que no cura pero cura. Con textos así como no va a haber quien permanentemente sienta que nos tomáis el pelo de mala manera...

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