miércoles, 15 de agosto de 2012

Arde sobre quemado

Las noticias del verano posponen la gravedad de los datos macroeconómicos y sus perversas consecuencias en las realidades microeconómicas para dar lugar a otro tipo de noticias más estacionales. Entre ellas, un tema estrella son los incendios forestales que parecen asolar nuestro ya de por sí seco y árido paisaje.

Sin ser un asiduo seguidor de los noticieros ni un experto en incendios forestales, me llama la atención que haya regiones de nuestro país que son más habituales en este tipo de incidencias. Incapaz de poder determinar las causas, sí me atrevo a plantear una solución que por falta de procuración me temo que denota cierta ineficacia, no poca estupidez y, quizás, un mucho de negligencia.

En concreto me refiero al caso de las islas Canarias, las islas llamadas “afortunadas” que, teniendo por ventura un ecosistema y un clima privilegiados, parecen ser unas islas “desgraciadas” porque su principal activo patrimonial sufre daños ecológicos un año sí y otro también, sin que parezca afectar a la inteligencia y a la honradez de políticos nacionales y regionales que, por ejemplo, siguen sin invertir en la adquisición de un hidroavión para las islas.

Hay cosas que no se entienden sin tener que pensar cosas raras. Pero hechos ta reincidentes y tan nocivos exigen una respuesta más seria y eficaz, porque no consuela nada, sino que por el contrario irrita más aún, que en una tierra tan preciosa y querida como la canaria, hace tiempo que arde sobre quemado.

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