viernes, 12 de noviembre de 2010

Providencia.un donuts y una chocolatina

La clave de la vida cristiana es adquirir una profunda experiencia de Dios. No es posible vivir este estilo de vida sin actuar desde la convicción de que el Dios de Jesús de Nazaret es el centro de tu vida. Este es el sentido de la Providencia: Dios nos acompaña y nos cuida en todo momento porque sabe perfectamente lo que necesitamos, como una persona que ama radicalmente a otra sabe en cada momento lo que su amado puede demandar de ella.

Tengo la suerte de trabajar en el colegio Nuestra Señora de la Providencia. Esta suerte es doble. Por un lado, el nombre del centro me permite recordar con frecuencia la significatividad de esta dimensión teologal. Por otra parte, mis compañeros de trabajo y especialmente los alumnos del centro se me presentan en muchas ocasiones como mediaciones de la presencia de Dios providente en mi vida.

En estos días de celebración de la fiesta de Nuestra Señora de la Providencia, los alumnos esperan con ilusión la recepción de un pequeño detalle de cariño y fraternidad: a la hora del recreo se reparte a cada uno de ellos un donuts y una chocolatina. En ese momento la alegría puede más que las ansias, que no escasean.

Vivir la vida desde la Providencia supone entregar a Dios el corazón, confiando en Él hasta tal punto que sabemos dar a las cosas su justa importancia, logrando que lo espiritual trascienda lo material y nos muestre el camino que nos permite descubrir cada momento de la vida y cada persona que encontramos en ella como una oportunidad de realización, de crecimiento humano y espiritual, y de esperanza cristiana orientada hacia un futuro escatológico.

Y todo ello desde la ilusión y la alegría (quizás también la inocencia) de quienes se saben en buenas manos. Al igual que los niños y niñas de mi colegio son capaces de ver en un simple donuts o en una dulce chocolatina la presencia amorosa de alguien a quien le importamos mucho, también nosotros podremos ver en la Providencia la mano de Dios que sólo espera de nosotros que seamos felices.

1 comentario:

  1. Buena, clara y hermosa mirada la tuya, mi amigo. En tantas ocasiones, con un pequeño detalle, se endulza la vida del otro de forma muy sencilla.
    Dios se sigue expresando en gestos sencillos, providentes, a sabiendas de que lo que nos da es, al final, el ciento por uno.

    Un abrazo muy grande, en este día de fiesta.

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