domingo, 2 de enero de 2011

Renovarse para vivir

En momentos cruciales de la vida para justificar la decisión tomada, solemos recurrir a la expresión “renovarse o morir”. Se trata de un planteamiento que no es necesariamente tan drástico o dramático como parece, sino que denota una continuidad entre la misma renovación y el puro acontecer de la vida. Así pues, no se trata de un dilema sino de un descubrimiento de la nueva ruta por la que orientar nuestro proyecto de vida.

El verbo “renovar” tiene más que ver con la vida que con la muerte porque, como la propia palabra indica, “renovar” se refiere a volver a poner en juego o a dar brillo a algo que ya se tenía. La renovación es, principalmente, una invitación motivadora y estimulante a retomar y emplear aquellas características que nos dan valor por nosotros mismos. De hecho, en ocasiones en las que hemos descansado o hemos cambiado de actividad rutinaria solemos decir que nos sentimos renovados, ¡y además lo sentimos especialmente “por dentro” de nosotros!

Que lo nuevo no conlleva necesariamente lo diferente, pero sí la expresión inconfundible de una energía vivificante, lo podemos ver en la revelación de Jesucristo como Dios encarnado, que es principio y fin de todas las cosas. La renovación que Dios ofrece al hombre ilumina sus aspectos positivos y se hace cargo de aquellos más sombríos. En lo ontológico, Dios es creador y absolutidad para el hombre; en lo teologal, Dios es amor y misericordia infinita que renueva el corazón del hombre. Por eso, E. Schillebeeckx decía que Dios es nuevo en cada momento, y Jesucristo en la revelación del Apocalipsis dice: “Yo hago nuevas todas las cosas” (Ap 21,5).

Renovarse tiene que ver con el amor, que es el principal elemento de renovación. Pero amar es un verbo que como el Verbo Divino tiende inequívocamente a lograr la reciprocidad. Amar es acción activa pero también pasiva: amar y dejarse amar. Y lo cierto es que en una dinámica de renovación nos cuesta mucho más lo segundo que lo primero. Por eso, mi primera intención en la oración para el Año Nuevo, publicada en la entrada anterior, iba dirigida a quienes han sido capaces de apostar su vida por alguien, pidiendo para ellos que el amor gratuito y desinteresado fuera la medida de su entrega. Cuando la muestra de amor es íntegra, gratuita y sincera se están poniendo las bases para sacar a la luz lo mejor del ser amante y del ser amado: se produce así una auténtica renovación que destaca lo que ya era bueno en nosotros y desempolva lo que se había quedado estancado en algún rincón de nuestra biografía personal.

Renovarse, amar y vivir son acciones que requieren mucha confianza, como la de un recién nacido que duerme plácidamente en medio de un ambiente que, pensado fríamente, podría considerarse más bien hostil. Los padres que lo alumbraron y el neonato que duerme sereno muestran la confianza renovadora en lo que la vida les tiene reservado. Quizás, por eso, otra de las peticiones para el año nuevo expresaba que el nacimiento de un niño renueva nuestra ilusión por disfrutar de la vida. Ilusión que, no se olvide, ya la teníamos, pero que ahora la experimentamos de otra forma que, como los genes de los padres en sus hijos, incluye las anteriores pero sin dejar de ser novedosas.

Así que, a partir de ahora, en lugar de plantearse si renovarse o morir, mucho mejor será decidir, con total confianza, renovarse para vivir.

Nota.- Con el nuevo año 2011, predicablog también quiere renovarse para seguir viviendo en la red y sobre todo trasmitiendo un poquito de vida. Espero que la nueva imagen guste y que la interacción del blog con sus lectores sea, en la medida de lo posible, aún más animada y generosa que hasta ahora. Gracias a todos por adelantado.

1 comentario:

  1. Creo que tienes mucha razón en lo que escribes en esta entrada. A veces llega un momento en la vida de las personas, y hablo por la mia, en el que te das cuenta que tienes que renovarte. Es muy difícil, incluso a veces pienso que es imposible. Debido a la vida que me ha tocado, he experimentado situaciones demasiado amargas, que no estaban en consonancia con la edad que tenía en ese momento. Me considero una persona muy joven, por lo que tengo muy recientes todos aquellos sentimientos negativos. Recuerdo aquella época con horror, por eso creo que debería olvidarlo todo y pasar página, pero no puedo, soy incapaz, aunque no sé hasta que punto es favorable el olvido. Esto hace que me sienta muy sola cuando paradójicamente estoy rodeada de gente. En cierta parte es culpa mia ya que no me doy mucho a conocer por miedo a que los demás lo usen en mi contra, como la experiencia se ha encargado de demostrarme en más de una ocasión. Me he pasado gran parte de mi tiempo soñando, imaginando con lo que me haría feliz. Este año es muy importante porque tengo que tomar muchas decisiones y casi todas, por no decir todas, relacionadas con encaminarme hacia ello. Sin embargo no sé lo que quiero, no sé hacia dónde o hacia qué debo orientar mi vida. Nunca me ha faltado nada para desarrollarme como una persona física, pero si lo necesario para hacerlo espiritualmente. No sé si Dios existe o no, tengo muchos motivos que me llevan a creer en Él al igual que también tengo otros que me hacen pensar que no existe. Otro de mis miedos consiste querer y dejarme querer, o como dices en esta entrada ''amar y dejarse amar''. Sé que nunca voy a sentir que alguien me quiera ni siquiera Dios(en el caso de que exista), a pesar de que quien lo logre lo haga con toda su alma, porque soy yo la primera persona que no se quiere o mejor dicho se quiere poco. Una de las pocas personas con la que prácticamente me he llegado a sincerar totalmente, y a la que sin duda aprecio mucho, cree que tengo un vacío dentro de mi, que me impide tener una actitud positiva ante la vida, y que debo curarlo. Mi problema es el temor a no ser capaz de curarme nunca y llegar a perder la razón...aunque pensar en esta frase me consuela:
    ‎''La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.''
    Un beso Miguel

    Pd: he de confesarte que hace algún tiempo que sé de la existencia de este blog, y que en muchas ocasiones lo leo y reflexiono sobre tus textos. Gracias.

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