jueves, 14 de febrero de 2013

El eco del papa

La noticia de la renuncia del papa, aparte de un trocito de historia, ha dejado un montón de aspectos reseñables. Sin embargo, hay uno que me ha llamado bastante la atención: la capacidad mediática que tiene la Iglesia y la figura del papa en los medios. Se puede decir en cierta manera que, aunque no se admita con facilidad, muchas de las cosas que dice la Iglesia y el papa tienen eco directo e indirecto en la sociedad.

Es cierto que este eco puede resonar desde el cristianismo (fe y religión cristiana) o bien desde la cristiandad (ropaje y contexto social, político y cultural que se ha ido incorporando al cristianismo a lo largo de la historia), pero la reacción de los medios de comunicación y de la opinión pública refleja que la referencia de la Iglesia es real.

Entre esas referencias, una de las más evidentes es la referencia moral o de autoridad. Sea para criticarla, para escucharla, para sentirla presente, la referencia eclesial, en general, y papal, en particular, es una referencia moral que se ha puesto de manifiesto en estos días.

En concreto me refiero a la proporción inversa que se ha manifestado estos días entre la aparente aceptación de lo que representa el papa y la Iglesia y la repercusión social y periodística que ha adquirido.

Y es que, de alguna manera, todos demandamos referencias y también podemos ser referencias. Esta evidencia no puede ser infravalorada ni por la Iglesia, ni por el papa, ni por quienes se contrastan con ella aunque se perciba desde el cristianismo, o aunque se perciba desde la cristiandad. Y esto es lo que no puede olvidar la Iglesia: que la eficacia y la presencia de su evangelización se muestra aceptable y válida desde la conexión con lo más profundamente humano. Y en eso, en estos días, puede que haya resonado con mayor fuerza el eco del gesto del papa.

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