viernes, 1 de enero de 2010

¡Paz y Bien!: la gracia de los orígenes

En este año 2009 que hemos concluido, uno de los acontecimientos eclesiales más relevantes y gozosos ha sido el VIII centenario de la fundación y aprobación de la orden franciscana. Quisiera traer esta circunstancia como motivo de júbilo y felicitación para toda la Familia Franciscana, pero también como símil de lo que puede suponer un hito como un año nuevo o un aniversario en la vida de una persona o de un colectivo humano.


Los frailes menores han elegido como eslogan de este centenario "La gracia de los orígenes”. En mi opinión se trata de un eslogan muy sugerente y que recoge muy bien lo que puede suponer este tipo de celebraciones, tal y como se puede deducir de la carta que motiva esta celebración enviada por el Ministro General de los Frailes Menores, el español José Rodríguez Carballo OFM.

Según el menor de los frailes menores, esta celebración centenaria les “ofrece una oportunidad de gracia para recordar con gratitud el pasado, vivir con pasión el presente y abrirnos con confianza al futuro”. Sin embargo, enseguida exhorta a sus hermanos: “porque no queremos ni podemos conformarnos con alabar las obras de nuestros antepasados, pues es grandemente vergonzoso para nosotros los siervos de Dios que los santos hicieron las obras, y nosotros, con narrarlas, queremos recibir gloria y honor; sino que deseamos vivamente inspirarnos en ellas para hacer la parte que nos corresponde en nuestra propia historia, reconocemos la urgencia de volver a lo esencial de la experiencia de fe y de nuestra espiritualidad para nutrir desde dentro, con la oferta liberadora del Evangelio, a nuestro mundo fragmentado, desigual y hambriento de sentido, tal como hicieron en su tiempo Francisco y Clara".

Creo que estas palabras son certeras y valientes, pero me gustaría recordar una genial intuición que Yves Congar recoge en un artículo sobre San Francisco de Asís. Para este teólogo francés lo decisivo en San Francisco fue “su manera de vivir su experiencia de Dios”, de tal manera que la experiencia vital lo sigue atestiguando hoy todavía: “cuando un hombre realiza de manera auténtica esta pura relación vertical con Dios, que encontramos en Francisco de Asís, cambia o crea algo en el orden de las relaciones horizontales”.


Estas reflexiones sobre el festejo franciscano no son sólo una manera de felicitar a la Familia Franciscana, sino una manera de extraer algunas consideraciones para vivir en plenitud el 2010. La primera es “la gracia de los orígenes”. No podemos olvidar quienes somos ni de dónde venimos. Todo lo vivido en el 2009 o en años anteriores es maravilloso (o desgraciadamente horroroso, aunque espero que no) pero sea positivo o no ha de ponerse al servicio de que la gracia nos haga ver que conecta con el sentido de nuestras vidas desde el origen. Otra consideración es que cada momento de nuestra vida cuenta y tiene su importancia peculiar. Si 2009 ha sido un año para escribir episodios de nuestra historia, 2010 tiene que redoblar ese afán por seguir sembrando hechos y gestos que generen vida, porque ¡no vale con recordar las historias del pasado sino que nos toca vivir y hacer lo que nos corresponde en este momento presente! Y, por último, todo ello tiene un eje fundamental en la experiencia de Dios que es la que nos informa de lo vertical y prioritario en nuestras vidas y es capaz, como decía Congar, de cambiar o crear algo en las relaciones horizontales. Si vivimos plenamente la gracia de Dios en nuestra vida, ¡qué no podremos crear o cambiar para revitalizar nuestra vida o al mundo!

Por todo ello, y adjuntando más abajo la famosa oración atribuida a San Francisco, sólo me queda desear para la Familia Franciscana y para todo el mundo, en este Año Nuevo 2010, ¡Paz y Bien!

"Oh Señor, haz de mi un instrumento de tu paz:
Donde hay odio, que yo lleve el amor.
Donde hay ofensa, que yo lleve el perdón.
Donde hay discordia, que yo lleve la unión.
Donde hay duda, que yo lleve la fe.
Donde hay error, que yo lleve la verdad.
Donde hay desesperación, que yo lleve la esperanza.
Donde hay tristeza, que yo lleve la alegría.
Donde están las tinieblas, que yo lleve la luz.
Oh Maestro, haced que yo no busque tanto:
ser consolado, sino consolar.
ser comprendido, sino comprender.
ser amado, sino amar.
Porque: Es dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna."

2 comentarios:

  1. Muy bueno, Miguel.
    Sin duda, recordar y revivir el pasado para Vivir el presente con fuerza y afrontando retos. No se puede seguir viviendo de las rentas. A nosotros se nos a dado una parte y es para invertirla.
    Un abrazo y Feliz Año para ti, los tuyos y tus lectores.

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