lunes, 10 de enero de 2011

En la muerte de María Elena Walsh

La prolífica María Elena Walsh (fue cantante, escritora, compositora y poetisa, entre otras cosas) ha fallecido hoy, 10 de enero de 2011, en Buenos Aires, a causa de una grave enfermedad.

No voy a hacer una glosa de su figura pues su amplia obra y la gran reputación de la que gozaba en muchos lugares, especialmente en su Argentina natal, hablan por sí mismas y además no soy, ni de lejísimos, un entendido en la misma.

Como a muchos de nosotros, la figura de María Elena Walsh me llegó a través de los libros de lectura infantil, incluidos los del colegio. ¿Quién no recuerda la letra de la canción y poesía de La mona Jacinta? Sólo evocarla nos devuelve a recuerdos de niñez, precisamente una de las edades de la vida a la que esta poetisa argentina dedicó, quizás, los mejores y más fructíferos logros de su vida.

Pero, años más tarde, la poesía de María Elena Walsh volvió a aparecer en mi vida de la mano de la música del compositor argentino Lito Vitale. Su poema Viento Sur inspiraba el disco del mismo título del entonces cuarteto musical y cuyas melodías recomiendo a los lectores.

Ese bello, también quizás extraño en sus expresiones, poema expresa, en mi opinión, un sentimiento de canto a la vida, vivida con optimismo y con sed de una justicia que reivindicando lo preciso de lo mundano se proyecta de modo transcendente anhelando otra justicia, la de una resurrección que representa la llegada al destino merecido: la estación claridad.

Este poema enseña a quien viva en momentos de desesperanza y depresión, que “no hay túnel que dure cien años”, que “la sopa de los pobres llega al centro y su vapor al reino de los cielos” y que en cuanto sea posible “hay que empujar un poco al sol, y al buen día meterlo en casa”.

Descanse en paz, María Elena Walsh, y a los lectores de predicablog aquí les dejo el texto y el sonido de este Viento Sur que espero os deje el corazón amuchado con ganas de seguir hasta la estación claridad.

(Texto y voz de María Elena Walsh)


VIENTO SUR

No hay túnel que dure cien años, mi vida.
Mirá como se arruga la tiniebla,
la procesión de pálidas se desbarranca,
los funcionarios inauguran ruinas.
Y vos y yo fundamos aires buenos.
Dónde estará la plata de mi río,
sólo barro y olitas de minué.
En los camalotes cantan las sirenas,
pero Ulises camionero no las oye,
sólo escucha la radio.
Llueve liquen en los decrépitos televisores,
buenas noches a todos, mariposas y difuntos.
Transmiten en cadena las cadenas.
El cemento se cansa de ser cobija de la Pampa.
Por los baches asoma la luz mala,
resucitan cardos y maíces,
abran paso a las luciérnagas curiosas que verán.
Viento sur, olor a transparencia,
silbo de la calandria,
madrecita cantora del primer rayo de la aurora.
La sopa de los pobres llega al centro,
y su vapor al reino de los cielos.
Ventolina que barre tormentas,
lavadero del alma, nos deja serenitos,
reciclando la pena en vasto amor.
Silbo de la calandria y vidalita de la esperanza.
Darle cuerda al amanecer, empujar un poco al Sol,
al buen día meterlo en casa.
Silba la calandria y nos sorprende en vela,
amuchados, con ganas de seguir.
Estación claridad, vamos llegando.

3 comentarios:

  1. Esta gran poetisa fue censurada y perseguida por la criminal dictadura de Videla durante el llamado proceso de reorganización nacional. Es una pena que esta gente considerara dañina para la juventud la poesía de María Elena, tampoco le perdonaron su condición sexual.
    Félix Sanzberro.

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  2. visitar su blog nuevamente, reciban muchas bendiciones desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

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  3. lindo, lindísimo poema, cuando será posible la sopa de los pobres?

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