miércoles, 6 de abril de 2011

Zizek, el capitalismo y la universidad

Como bien refleja otra ingeniosa viñeta del genial Mingote, que la Universidad sea noticia por una cutre profanación por parte de cuatro osados con pinta de ignorantes, por los macrobotellones desmandados y con derivas vandálicas o por la politización de sus responsables y de sus ideales en lugar de por sus logros docentes o por sus resultados en investigación es un síntoma tan llamativo como preocupante.

Sin embargo, no cabe duda de que la universidad tiene problemas mucho mayores no sólo porque le resultan propios (es decir, que revierten en su propia organización interna) sino porque le resultan aún más propios (es decir, porque afecta a su propia razón de ser y en especial a su eminente función de servicio a la sociedad).

En España, escuchar los cantos de sirena del marketing sobre los campus de calidad no resulta muy armonioso respecto a los rumores sobre la politización y las irregularidades de algunas elecciones de rector o a los niveles de enseñanza baremados en informes nacionales o internacionales y que dejan a la universidad española, como mínimo, en la antesala de la necesidad de una profunda autocrítica.

Sin embargo, en lo que se ve el plumero y la incoherencia tanto a capellanes, como a ateos, rectores, profesores, alumnos, ministros y consejeros, etc., es en el lamentable discurso que disfraza de relación y servicio a la sociedad lo que no es más que un burdo y lamentable ejercicio de mercantilización y privatización de la Universidad en perjuicio de su noble e insustituible ejercicio de conciencia intelectual y social del que está tan necesitada la sociedad.

Y no sólo lo digo yo o la tozuda realidad (que se refleja en medidas como algunos detalles espinosos del Plan Bolonia o la relación entre Universidad y empresa), sino otras voces más atendidas que la mía. Entre ellas está la del filósofo Slavoj Zizek, quien en una interesante entrevista lo dice alto y claro: “Convertir la Universidad en una empresa es mucho más peligroso para Europa que el fundamentalismo islámico”.

No es de recibo que un grupito de radicales ideologizados e ignorantes se ceben con la presencia religiosa, en general, y con la católica, en particular, en la universidad. Pero mucho peor es que en la universidad anden enzarzados en una falsa polémica sobre la relación entre universidad y la religión cuando a veces resulta dolorosamente evidente que en ella no sólo se adora a falsos dioses como la mediocridad y la permisividad, e incluso, en el caso de la apuesta preferencial por la empresa, es muy posible que la universidad al alejarse de sus más nobles ideales y preferencias haya vendido su alma al diablo.

1 comentario:

  1. Miguel,me ha gustado mucho tu entrada. Ilusa de mi que llegó a la Universidad pensando que allí iban los "elegidos", rápido te das cuentas que no es así en absoluto. Muchas instalaciones deportivas, equipos informáticos(más que estudiantes), biblioteca, parking, y un largo, etc. ¿Y me pregunto yo, dónde queda la admiración por el estudio? Quizás llegué tarde para contemplarlo.
    Los estudiantes debemos comenzar por analizarnos a nosotros mismos. Obviamente, cuando das calidad, esperas recibir calidad. (A conciencia escribí dar en primer lugar)
    Un abrazo . Ojalá pueda pasarme pronto.Miriam.

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