lunes, 19 de noviembre de 2012

Providencia: sentir a Dios y a los demás

En esta semana se ha celebrado la fiesta de la Virgen de la Providencia y pensando una forma de expresar a los alumnos del colegio en qué consiste la Providencia se nos ocurrió la siguiente frase: “Providencia es saber y sentir que siempre hay alguien que vela por nosotros”.

Con este lema, quizás largo para ser un lema, se expresa la relación profunda, sincera, honesta y confiada del creyente con Dios, que es a su vez reflejo de cómo deber ser la relación de uno con los demás seres humanos.

Es decir, por un lado, la Providencia de Dios nos hace caer en la cuenta de que nuestra vida está en el fondo sujeta en sus manos y en sus designios amorosos. Esas manos y esos designios se valen de personas, instituciones y circunstancias que nos deberían recordar lo afortunados que somos de contar con personas que velan (y se desvelan) por nosotros. Cada cual que haga su lista y actúe en conciencia y consecuencia con ella.

Por otra parte, la Providencia de Dios nos exhorta a vivir nuestra fe de forma adulta y madura y esto se traduce en tomar conciencia de que nosotros también somos personas que velan o deberían velar por las demás personas. ¿Lo hacemos? ¿Es ajustada nuestra entrega a los demás en relación a la esperanza y confianza que tienen en nosotros?

Ser cristiano es una manera apasionante de vivir la vida con plenitud y sentido. Saber y sentir que Dios y muchas personas están incondicionalmente a nuestro lado es una suerte y un don. Pero todo eso será incompleto si no somos capaces de transformar la gratitud en dinámica de gracia que da gratis lo que también ha recibido gratis.

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