jueves, 27 de septiembre de 2012

Cada uno su función

El 29 de septiembre nos brinda la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Se trata de una fiesta que contiene un sentido religioso profundo que mana del sentido de los nombres de los arcángeles, sus apariciones en la Escritura y su posible aplicación a la vida contemporánea.

Empezando por los nombres y sus apariciones en la Escritura, Miguel significa “¿Quién como Dios?”, pues representa el liderazgo de las legiones de ángeles que se posicionan en favor de Dios y se enfrentan al ángel caído en su pretensión de situarse a sí mismo como centro de la vida, la creación y la historia. Ante el mal y el egoísmo del demonio (que pregona su lema “¿Quién como yo?”), Miguel se pone en función de Dios y abandera el avance del bien y de la fraternidad que ilustran el reinado de Dios.

Por su parte, Gabriel significa “mensajero de Dios”. Esto explica que el arcángel figure en algunas de las principales revelaciones bíblicas, como la Anunciación sin ir más lejos. Su función anunciadora de la voluntad de Dios pertenece de tal forma al imaginario colectivo y simbólico no sólo cristiano sino también del resto de grandes religiones monoteístas, especialmente del Islam.

Finalmente, Rafael es la “medicina de Dios”. Su función no es sanadora en un sentido meramente médico o corporal, sino que también lo es en un sentido espiritual. La aparición del arcángel Rafael en la Biblia se centra en la curación de la ceguera de Tobías, retirando las escamas de sus ojos y posibilitando que la luz de la verdadera vida vuelva a iluminarlos.

Como se ve, la relación de nombres y apariciones bíblicas es evidente, pero también es clara la relación de ambos con la función que ellos están llamados a realizar. Y así, esta puede ser la principal aplicación religiosa o teológica que nos ofrecen los arcángeles en la actualidad. Todos tenemos nuestra función y esa función tiene mucho que ver con los designios de felicidad de Dios para con el ser humano. Ser, estar y vivir en función de Dios puede ser una forma actual de hacer presente a Dios, transmitir su mensaje y ser palabra de esperanza y sanación para quienes nos rodean.

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