domingo, 13 de enero de 2013

2013: la importancia de la mentalidad

Año Nuevo y el número 13 son dos ingredientes sugerentes para reflexionar acerca de cuáles deben ser algunos de los auténticos fundamentos no sólo de nuestros buenos propósitos sino de nuestro proyecto de vida en su totalidad. Es decir, tanto los propósitos como las supersticiones son irrealidades y ficciones que dejan su realización o su posibilidad de realización a merced de la voluntad y el permiso de quien los enfrenta o se los plantea.

Si para muchos el número 13 es motivo de pesimismo o superstición, lo cierto es que para otra mucha gente lo es de todo lo contrario, aparte de que como toda superstición la obstinación de la realidad deja ver a las claras que las supersticiones sólo pueden subsistir en la mente de los que les conceden credibilidad.

Sin embargo, hay otra razón vinculada a lo ya citado que nos hace descartar radicalmente el presunto poderío de la superstición y esa razón no es otra que la convicción teológica, cristiana, católica de que la historia está abierta y que sus principales capítulos están por escribir. Sea ante la adversidad o ante los acontecimientos favorables, la acción humana (presuntamente libre y responsable) tiene algo que decir -quizás mucho más de lo que cree-.

Ante esta panorámica, ¿será el año 2013 un año proclive al pesimismo o al optimismo? Quisiera decir que es un año orientado hacia el optimismo, pero para que no se quede en una ilusión o en una mera opinión parcial o ventajista, lo mejor es mentalizarse para comprometerse a lograr que esa perspectiva se convierta en realidad.

Siempre es la hora de la mentalidad. Y una mentalidad positiva puede lograr grandes cosas, al igual que una mentalidad negativa puede lograr teñir de sombras el futuro. Por eso, más allá de supersticiones y de otras circunstancias, el 2013 es una invitación a revisar nuestra mentalidad. Estamos llamados a lo positivo y a lo grandioso. Es más, podemos y debemos gritar que ¡nos merecemos algo mejor! El 2013 es el primer campo de trabajo para empezar a hacerlo realidad. ¡Ánimo en el empeño!

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