domingo, 6 de mayo de 2012

La Iglesia como Madre

Son numerosas y muy ricas las imágenes teológicas que a lo largo de la historia se han ofrecido sobre la Iglesia. Pero sin duda una de mis preferidas es la que nos habla de la Iglesia como Madre. Aprovechando que hoy es el día de la madre, puede ser una buena oportunidad para recordar algunos argumentos que sostienen esta imagen.

1) La Madre que da la Vida. En un sentido meramente biológico, la madre es quien procura y da la vida en el nacimiento, pero en un sentido más humano, la madre es la que guía de modo particular la principales experiencias en la vida del niño. De un modo análogo, en el plano teológico, la Iglesia es Madre que inicia, guía y alienta la experiencia de fe de los creyentes a lo largo de toda su vida, desde el nacimiento hasta el encuentro definitivo con Dios.

2) La Madre que nos habla tiernamente del Padre. Igual que el papel de la madre se ve complementado y reforzado por el de la figura del padre, la Iglesia adquiere su dimensión completa cuando realiza su función catequética en función de su experiencia fundante de Dios como Padre. Ya San Cipriano afirmó aquello de que “nadie puede tener a Dios por Padre, si no tiene a la Iglesia como madre", en un sentido que no ha de interpretarse necesariamente en sentido restrictivo o excluyente sino inclusivo pues el trasfondo de la afirmación es constatar la necesidad de mediaciones en la relación con Dios.

3) La Madre que vela por la relación de los hermanos. Vinculado de modo estrecho a lo anterior, la Iglesia es Madre que como buena madre sueña con que sus hijos vivan su relación en clave de una auténtica fraternidad. Igualmente la Iglesia es Madre cuando se preocupa de un modo especial por aquellos hijos que por estar en dificultades demandan una mayor atención por su parte. He aquí uno de los fundamentos de la opción preferencial e irrenunciable de la Iglesia por los pobres.

4) La Madre que es Maestra de Vida. La influencia de las madres sobre los hijos es innegable. Sus lecciones de vida suelen ser acertadas (¡cuántas cosas importantes de la vida nos han inculcado nuestras madres!). Muchas veces nos rebelábamos contra tales enseñanzas y luego el tiempo nos mostraba que eran ellas quienes solían estar en lo cierto. Por eso la Iglesia es Madre cuando ofrece sus enseñanzas desde la extensa experiencia de siglos y, especialmente, cuando lo hace de modo comprometido; esto es, viviendo lo que predica y predicando lo que vive.

5) La Madre que nos necesita. Finalmente, no podemos olvidar que la relación madre-hijos debe ser mutua y recíproca. Llega un momento en la vida en el que las madres sin dejar de ofrecerse a sus hijos, también demanda atenciones de ellos. La Iglesia es más Iglesia cuando sus hijos se comprometen con ella y le ayudan a vivir como tiene que vivir. Y es que, como las madres, aunque la Iglesia se equivoque poco, menos lo hará si tiene cerca personas que le ayuden a tener un conocimiento más concreto de la realidad.

Hay más razones que nos presentan a la Iglesia como Madre, pero estas son suficientes. Hoy, también es un buen día para agradecer a la Santa Madre Iglesia lo que no aporta constantemente. ¡Feliz Día de la Madre!

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