martes, 5 de junio de 2012

Levántate y disfruta de la vida

El paso del día a día puede rebelarse nublando lo cotidiano para dejarse someter por lo rutinario. Inconscientemente nos refugiamos en cálculos y excusas para soportar el ritmo de obligaciones que estructuran el desarrollo de nuestros. ¡Y sorprendentemente se nos olvida que la vida es mucho más!

La vida es, ciertamente, algo que se nos impone, pero que también que se nos propone y por ello, parafraseando al filósofo Ortega y Gasset, la vida es quehacer y biografía que se escribe cada día en pos de una vida lo más auténtica posible y tratando de esquivar la amenaza de una vida inauténtica.

Echando un vistazo a las páginas del Evangelio, uno puede descubrir que nada le resulta más propio que su invitación a disfrutar de la vida en todas sus dimensiones potenciales y realizadoras de la existencia humana. De ahí que esta invitación sea preferentemente dirigida a aquellos que peor lo están pasando porque han sido derribados o abatidos por un golpe de la propia vida o, peor aún, propiciado por otra persona. Y brota, espontáneamente en mi mente ese versículo tan dinamizador en el que Jesús expresa esta dimensión evangélica: “Levántate y anda”.

Llega Junio, antesala del verano y del descanso y de las vacaciones para muchos. En mi día a día puedo experimentar más allá de cierto cansancio, la frescura típica de las mañanas preveraniegas de Madrid y con ellas fluyen en mi mente recuerdos y sensaciones que me dicen muchas cosas, pero hoy, ante la crudeza de la rutina, me anima a cuidar y valorar cada pequeño detalle del día a día y de cada persona que tengo enfrente para vivir como realmente me merezco vivir.

Mañana, cuando suene el despertador procuraré que mis primeros pensamientos del día sean positivos y frescos como la caricia de la mañana madrileña en mi rostro. Mañana, mi primer pensamiento será evangélico, provocador de una vida que precisa ser vivida de modo enriquecedor: “Levántate y disfruta de la vida”.

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