martes, 11 de diciembre de 2012

Adviento y crisis (II): preparad los caminos

El Adviento nos ofrece la figura alentadora y estimulante de Juan Bautista. No se trata del protagonista de la historia aunque su rol y su papel bien pudiera merecerlo. Su grito profético es una inspiración para el creyente: “preparad los caminos al Señor”, pues vivir en crisis es en buena manera una forma de estar buscando la forma de salir de ella.

Uno de los rasgos de las crisis es que quien las viven en primer plano, suelen tener por misión preparar los caminos de la salida de la crisis. Esta dinámica de sembrar y de sentar las bases para el futuro presupone una fortaleza espiritual encomiable pues no sólo afecta a la exigencia de la misión de encarar directamente las causas de la crisis, sino que esto ha de hacerse sabiendo que quien lo procura no será ni siquiera beneficiado, o al menos no principalmente, de la recompensa aparente de ella.

La figura del Bautista en este Adviento nos lanza esta exigente propuesta espiritual que, aunque reñida con los protagonismos no lo está con la riqueza humana que deja como rédito a quien la trabaja y a su entorno.

En el Adviento entendido como tiempo de esperanza podemos abrirnos a una doble dimensión de la misma: la esperanza que se construye en el día a día, como la casa fundada sobre la roca que no puede ser derribada por la tempestad; y la esperanza que adelanta la llegada de un nuevo tiempo que se prepara pero que también se desea y se anhela. Ambas dimensiones pueden ser dos fundamentos de la esperanza en medio del pesimismo que anida en nuestras sociedades hoy en día.

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